Oh, Esposa Casta (II)
Oh, esposa sensata,
frente iluminada y conceptos claros, ¿por qué deja
temblar tus
ideas
cuando la duda toca tus afectos
y cuestionas de tu esposo el cariño
y a ti misma te cuestionas?
Oh, esposa fuerte,
voluntad y carácter, dueña y señora,
¿por qué eres débil, como cualquier creatura,
cuando tu fantasía inventa
que tu único amado te ha colocado aporte,
en un segundo lugar?
Oh, Esposa-Iglesia,
¿por qué lloras?
Déjame llorar contigo y secar tus lágrimas.
Ven conmigo al monte y al desierto.
Te cantaré un cántico nuevo
el himno de mi amor eterno.
El Más Bello de los Poemas